El Plan De Dios Para La Salvacion. This is the clearest, most concise presentation of the gospel that I have read. If you have questions, just write me a note on my comment page or message me at my Valerie Knies Music Page on Facebook. The best way I know how to learn more about salvation is to read the Book of John in the New Testament of the Holy Bible. Jesus clearly explains everything in that book. Ask the Lord to show you Himself and His way to salvation. If English is not your first language, you can likely find this gospel presentation. God’s Simple Plan of Salvation, in your language here: https://www.godssimpleplan.org/languages-in-print. vak
El Plan De Dios Para La Salvacion
Amigo mío: Te voy a hacer la pregunta más importante de tu vida. El gozo o la tristeza que
experimentes en la eternidad dependen de tu respuesta. La pregunta es: ¿Estás salvado?
La pregunta no es cuán bueno eres, o si perteneces a alguna iglesia, sino ¿estás salvado?
¿Estás seguro que irás al cielo cuando mueras?
Dios dice que para ir al cielo, tienes que nacer de nuevo. En Juan 3:7, Jesús le dijo a
Nicodemo, “Os es necesario nacer de nuevo”. Dios nos da en la Biblia el plan de cómo
nacer de nuevo, o cómo salvarse. Su plan es muy sencillo y tú puedes salvarte el día de
hoy. ¿Cómo?
En primer lugar, amigo mío, debes reconocer que eres pecador. “Por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Por cuanto eres
pecador, estás condenado a la separación eterna de Dios. “Porque la paga del pecado es
muerte” (Romanos 6.23). Esta muerte incluye una separación eterna de Dios en el infierno.
“ . . . está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el
juicio” (Hebreos 9:27).
Sin embargo, Dios te amó de tal manera que dio a su Hijo unigénito, Jesucristo, como
tu sustituto. El pagó por tu pecado en la cruz y murió en tu lugar. “ . . . por nosotros Dios
lo hizo pecado [A Jesús, quien no conoció pecado] para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
Jesús tuvo que derramar su sangre y morir por ti. “Porque la vida de la carne en la
sangre está”, (Levítico 17:11).
“Sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22).
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros” (Romanos 5:8).
Nuestra mente no alcanza a comprender cómo Jesús fue juzgado por todos nuestros
pecados, pero Dios así lo afirma en su Palabra. Así que Jesús pagó por tu pecado y murió
por ti. Esto es verdad, Dios no puede mentir.
Amigo mío, “Dios . . . ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se
arrepientan” (Hechos 17:30). Este arrepentimiento es un cambio de mente, es aceptar
delante de Dios que eres pecador y necesitas apropiar lo que hizo por ti en la cruz.
En Hechos 16:30-3l, el carcelero de Filipos les preguntó a Pablo y Silas: “ . . . Señores,
¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo
. . . ”. Simplemente cree que él pagó por tus pecados, murió en tu lugar, fue sepultado, y
resucitó. Esta resurrección le asegura al creyente que tiene vida eterna cuando recibe a
Jesús como su Salvador personal.
Simplemente tienes que creer que él pagó por tus pecados, murió en tu lugar, fue
sepultado y resucitó por ti. Luego invócalo. “Porque todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo” (Romanos 10:13). “Todo aquel” te incluye a ti. “Será salvo” no
significa que quizá sea salvado, sino que afirma que será salvado. “Mas a todos los que
le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
(Juan 1:12).
En Lucas 18:13 encontramos que el pecador oró: “ . . . Dios, sé propicio [misericordioso]
a mí, pecador”. Seguramente te das cuenta que eres pecador. Ahora mismo, dondequiera
que estés, dirígete a Dios y con tus propias palabras ora así:
“Dios, sé que soy un pecador. Creo que Jesús fue mi sustituto cuando murió en la
cruz. Creo que su sangre derramada, su muerte, sepultura, y su resurrección fueron
para mí. Lo recibo ahora como mi Salvador. Te agradezco el perdón de mis pecados, el
regalo de la salvación y la vida eterna, por su gracia misericordiosa. Amén.”
Abrázate de Dios y su Palabra, y reclama esta salvación por fe. Cree, y serás salvo.
Ninguna religión ni ninguna obra buena puede salvarte. Recuerda, Dios es el que salva.
Resumiendo, el plan de Dios es sencillo: Tú eres pecador. A menos que creas que Jesus
murió en tu lugar, pasarás la eternidad en el infierno. Si crees en él como tu Salvador, crees
que fue crucificado, sepultado y que resucitó por ti, recibirás por fe el perdón de todos tus
pecados y el regalo de la salvación eterna.
Quizá piensas que esto no puede ser tan sencillo pero sí lo es, la Palabra de Dios lo
afirma. Amigo mío, cree en Jesús y recíbelo como tu Salvador hoy.
Si este folleto no está perfectamente claro, léelo varias veces, pídele a Dios que te ayude
a entenderlo, y no lo deseches hasta que lo entiendas y esta salvación sea tuya. Tu alma
vale más que el mundo entero.
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”
(Marcos 8:36). Asegúrate de ser salvo. Si pierdes tu alma, también perderás el cielo y lo
perderás todo. Permite que Dios te salve en este momento.
Dios tiene el poder para salvarte para siempre. El también te va a permitir que vivas una
vida cristiana victoriosa. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana;
pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que
dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios
10:13).
No confíes en tus sentimientos, pues ellos cambian, afírmate en las promesas de Dios,
que nunca cambian. Después de que has sido salvado, hay tres cosas que tienes que
practicar diariamente para crecer espiritualmente: Ora, de esta manera hablas con Dios;
lee la Biblia, así es como Dios habla contigo; comparte esta salvación que has recibido con
otros.
“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor,” (2 Tim. 1:8). “Si
alguien me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre
que está en los cielos” (Mateo 10:32).
Written by Ford Porter in 1933. Copyright: Lifegate Inc., 2007
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